Mañana son los premios Oscar y, sin duda alguna, tu rostro aparecerá en la semblanza de las personalidades del cine fallecidas en el año. No estoy lista para ello, porque eso hará más real tu muerte y es algo que me niego a aceptar.
Algunas personas deberían ser inmortales. Tú deberías ser parte de ellas. Es injusto que el cine y el teatro se queden huérfanos de tu talento.
No te conocí personalmente (aunque me habría encantado) pero te conocí a través de tu trabajo. Nunca pude ser partícipe de tu actuación en teatro pero no dudo que era algo tremendo verte en vivo. A través de la pantalla de cine dejabas ver tu fuerte personalidad, porte e imposición, tenías presencia, lo que los actores que tuvieron el placer de trabajar contigo comentan dan fe de ello.
Tu trabajo más cercano a mí fue tu papel como Severus Snape en Harry Potter. Rowling no pudo escoger a alguien mejor que tú para interpretar a este complejo personaje. Te convertiste en Severus Snape pero también te convertiste en muchos otros personajes que nunca tuvieron tintes de Snape así como Snape nunca tuvo tintes de algún otro papel que hayas interpretado.
Eras un estupendo actor y un excelente director. Marcaste muchas vidas e inculcaste enseñanzas a compañeros tuyos haya sido ese un propósito tuyo o no; pero no sólo marcaste a colegas sino también a los espectadores de tu trabajo.
Te has ido. Nunca más tendremos la oportunidad de verte encarnar otro personaje y quizás has privado también a muchos jóvenes actores, y no tan jóvenes, de trabajar contigo por primera vez o de nuevo.
Me hiciste llorar, me hiciste reír, me hiciste enojar, me hiciste tener los nervios de punta, me hiciste sentir mil emociones al presenciar tu arte y sin duda alguna también me inspiraste a mejorar en el mío.
Al inicio mencioné que algunas personas deberían ser inmortales y ahora me corrijo, tú alcanzaste la inmortalidad. Te has quedado para siempre en los corazones de muchos. Has quedado plasmado para la eternidad en las miles de copias digitales y físicas que hay de tus múltiples trabajos donde los que te vimos en vida seguiremos recordándote y donde las nuevas generaciones te conocerán y serán testigos de tu grandeza, no sólo como actor sino también como persona.
El cáncer te arrebató de nosotros físicamente pero el cine te ha concedido la inmortalidad del alma en nuestras memorias.
No sé si en algún momento fuiste consciente de las miles de vidas que tocaste con tu trabajo pero eso no cambia el hecho de que lo hiciste.
Te has ido físicamente y muchos, aunque no hayamos sido cercanos a ti, te extrañaremos.
¡Lumos!
Issiz Westenra
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