En 1938, la escritora londinense, Daphne du Maurier publicaría su novela Rebecca, obra con la cual se convertiría en una de las autoras más reconocidas de la época. La popularidad de esta novela es tal, que ha sido adaptada al cine en varias ocasiones, siendo la primera en 1940 bajo la dirección de Alfred Hitchcock y contando con Laurence Olivier y Jane Fontaine como protagonistas; en 2020 llega la adaptación más reciente, siendo dirigida por Ben Wheatley y protagonizada por Armie Hammer y Lily James.
Ya muchos críticos han estipulado que este nuevo remake es malo en contraposición a la adaptación de Hitchcock, por lo que no me detendré en esta comparación, sino que me centraré exclusivamente en el texto de Daphne du Maurier y la adaptación cinematográfica realizada por Netflix y Ben Wheatley.
La historia es la misma en ambos trabajos: una mujer inexperta que llega a la mansión de su marido, Maxim de Winter, a ser atormentada por el recuerdo de la primera y difunta esposa: Rebecca.
El ambiente ilustrado en ambas versiones se siente tenso y es muy palpable la constante competencia interna que tiene la protagonista contra Rebecca (quizá es un poco más expresiva en la novela, puesto que está escrita en primera persona). También en ambos trabajos somos testigos de la vida rutinaria que envuelve a esta recién casada. Algo que distingue a esta narradora es que no tiene un nombre, lo que hace más remarcable su insistente comparación con la difunta, en este punto creo que se debe reconocer el trabajo de Wheatley pues de forma escrita es más fácil hacer notar esta característica que en pantalla.
Acontecen los mismos sucesos en ambas versiones, aunque de forma ligeramente distinta. Algunos de ellos se desarrollan de mejor forma en el texto de Du Maurier, y otros son llevados de forma más inteligente por Wheatley.
Otro punto a favor del remake de Netflix es la forma en que se lleva el misterio del futuro de los protagonistas, cosa contraria a cómo lo narra la autora en la novela. También, en la película está muy bien retratado el carácter siniestro de la Señora Danvers, tan excelentemente representado por Kristin Scott Thomas. Otro aspecto notable de la versión cinematográfica es que cierra la historia de forma más contundente que la novela.
Sin embargo, un rubro importante marcado en la novela, que se pasó por alto en pantalla, es la gran diferencia de edad entre la pareja protagonista. Se da un giro totalmente diferente si son (casi) de la misma edad, y los hechos pierden un tanto de credibilidad o simplemente no encajan en la línea temporal; adicional, es de suma importancia que se vea que la protagonista es muy joven, pues de esto va su visión y crecimiento como personaje. Además, la película agregó ciertos rasgos que no estaban descritos por Du Maurier que, lejos de aportar a la trama, confunden al espectador.
En general, hay un buen trabajo en ambas partes. Considero que este remake es bueno si se opta por dejar de lado la adaptación original de Hitchcock y te muestras con mente abierta a nuevas aportaciones sobre la misma historia.
En esta ocasión me encuentro incapaz de elegir entre ambas opciones pues las disfruté por igual, por lo que declaro un empate.
A mí me gustó la película, buscaré el libro. ¡Gracias!
ResponderBorrarSí. Vale mucho la pena.
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