Admiro fervientemente a Shakespeare y mi trabajo de tesis es sobre su obra Romeo y Julieta; razones suficientes para que el pasado 13 de abril a las 8 pm me diera cita en la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque para ver la obra Algo de un tal Shakespeare. Cabe mencionar que el 30 de marzo ya había acudido al teatro para poder ver el montaje pero tuve la mala suerte de no alcanzar boletos para la función, hecho que sólo consiguió avivar más mi interés por la puesta en escena.
Sin embargo, este lunes conseguí mi boleto, esperaba formada en la fila para entrar al recinto cuando aparece un hombre a un lado de la puerta de la sala con traje y casco de ciclista y algo que simula ser un cetro, el hombre suelta un grito grave siendo esto un contacto directo con el público, hecho que me preocupa un poco siendo que este tipo de cosas es algo que me incomoda. Llega mi momento de entrar y el hombre no me dice nada, sólo asiente y me deja pasar, entro a la sala y tomo asiento, es entonces cuando noto de que no es un hombre sino que son dos y que sólo hacen contacto directo con grupos grandes de asistentes por lo que ya puedo respirar con alivio. En el escenario se puede ver una cocina simulada: una estufa con verduras, sartenes, algunos utensilios alrededor y arriba de ella, abajo recipientes con globos y otros utensilios.
Dan primera llamada de una forma cómica con la cual no me siento molesta ni forzada a apagar el celular, lo hago con gusto y casi siento que es por impulso mío (aunque ya debería tenerlo implementado en mi cerebro puesto que soy gente de teatro). Entran los actores vestidos con camisetas y pantalones cortos, acto seguido comienzan a equiparse con casco, rodilleras, coderas y utensilios de cocina mientras dicen algunos diálogos emblemáticos de las obras más reconocidas de Shakespeare; dan segunda llamada (con la característica comicidad ya expresada en la llamada anterior), ahora los actores toman algunos vegetales y con ayuda de cuchillos y otros utensilios empiezan a elaborar con ellos las marionetas que interpretarán los personajes importantes de Romeo y Julieta. Una vez que terminan la preparación de las marionetas dan tercera llamada y empieza la función con los actores narrando/representando la obra de forma resumida, un tanto modernizada pero de una forma totalmente divertida.
Terminan Romeo y Julieta, nos comparten algunos datos sobre la obra y luego sobre Shakespeare, datos que darán pie a la siguiente obra: Macbeth.
Para Macbeth se ayudan de utensilios de cocina como sartenes y una parrilla, complementan con agua, fuego y otros elementos. Terminan el cuento de Macbeth y pasan ahora a otro momento de datos sobre Shakespeare que dan como resultado el inicio de la tercera obra: Titus Andronicus.
Para Titus Andronicus son ellos mismos quienes interpretan a Titus, Támora y Lavinia, ayudándose de frutas para representar al resto de los personajes, en esta ocasión nos cuentan la trama con la narración en primera persona. Finalmente hay un espacio de datos y opiniones sobre la carrera de Shakespeare, diálogo que termina en un malentendido y después finaliza la obra.
El montaje es muy cómico, dinámico e incluso un tanto didáctico, características que se hicieron notar desde las llamadas. Entre chistes sobre la situación actual del país, chistes de gente de teatro, chistes personales de los actores y el gag repetitivo (pero nada aburrido ni cansado) que incluye la participación de los (guapos) hombres de la entrada, la obra ofrece una nueva mirada a las obras y la vida de Shakespeare. Es un montaje totalmente entretenido, que hace pasar un buen rato y donde cada elemento en escena adquiere significado propio que se realza con la iluminación y la musicalización.
En fin, una buena puesta en escena muy recomendable de la que espero pueda haber más funciones en otros teatros una vez que este 4 de mayo concluya su temporada en el CCB.
Terminan Romeo y Julieta, nos comparten algunos datos sobre la obra y luego sobre Shakespeare, datos que darán pie a la siguiente obra: Macbeth.
Para Macbeth se ayudan de utensilios de cocina como sartenes y una parrilla, complementan con agua, fuego y otros elementos. Terminan el cuento de Macbeth y pasan ahora a otro momento de datos sobre Shakespeare que dan como resultado el inicio de la tercera obra: Titus Andronicus.
Para Titus Andronicus son ellos mismos quienes interpretan a Titus, Támora y Lavinia, ayudándose de frutas para representar al resto de los personajes, en esta ocasión nos cuentan la trama con la narración en primera persona. Finalmente hay un espacio de datos y opiniones sobre la carrera de Shakespeare, diálogo que termina en un malentendido y después finaliza la obra.
El montaje es muy cómico, dinámico e incluso un tanto didáctico, características que se hicieron notar desde las llamadas. Entre chistes sobre la situación actual del país, chistes de gente de teatro, chistes personales de los actores y el gag repetitivo (pero nada aburrido ni cansado) que incluye la participación de los (guapos) hombres de la entrada, la obra ofrece una nueva mirada a las obras y la vida de Shakespeare. Es un montaje totalmente entretenido, que hace pasar un buen rato y donde cada elemento en escena adquiere significado propio que se realza con la iluminación y la musicalización.
En fin, una buena puesta en escena muy recomendable de la que espero pueda haber más funciones en otros teatros una vez que este 4 de mayo concluya su temporada en el CCB.
Issiz Westenra
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